viernes, 7 de marzo de 2008

EL PAISANO.


Si algún concepto podría definir mi primera impresión sobre el pueblo vasco es el de calidez y eso es lo que creo representa bien la foto que traigo hoy a este espacio.

Un amigo de los de toda la vida, lleva años viviendo en Vitoria y esos mismos años diciéndome que vaya a visitarlo. Finalmente me decidí en el pasado puente de todos los santos y la verdad, me han dado ganas de repetir. Comencé mi visita a la ciudad adaptándome a las costumbres locales y yéndome de pinchos, !que gran esfuerzo para este expedicionario en una nueva cultura!!! pero todo sea por el afán de investigación y en aras del progreso de la antropología de calle. Bares llenos de gente compartiendo un crianza unos pinchos y sobre todo buenos ratos de conversación entre amigos, porque una de las cosas que mas me gustó sobre la gente es que salían en cuadrillas (como les llaman por esas tierras a los grupos de amigos), con los mismos integrantes desde la adolescencia y muchas de estas cuadrillas rondaban ya la sesentena. Como buen andaluz y como tal, víctima del prejuicio del tópico, intenté dejarme en casa todos los sanbenitos que le cargan a la gente del norte, fríos, secos, etc y de verdad me alegro mucho de haberlo hecho. Es cierto que la gente del norte es un poco reservada y distante al principio pero cuando dejan que entres en ellos ya es muy difícil que salgas y prefiero mil veces eso, que la falsa calidez de de meterte rápido en un grupo porque eres la novedad y apartarte cuando dejas de serlo. Para mi esa es la auténtica calidez, la que sale de dentro como un fuego que va tomando fuerza con el tiempo. No, no me he dado cuenta de esto en solo 4 días de estancia en el país vasco, ya tenía algún amigo del norte de España y esto me sirvió para constatarlo. Gente llana, sencilla, amante de tradiciones populares y protectores de su cultura.

Era el primer fin de semana de mes y todos los meses en este fin de semana se celebraba el mercado de la almendra (el casco viejo vitoriano tiene forma ovalada y de ahí el nombre), en dicho mercado se dan cita muchos paisanos de los pueblos de la comarca para vender sus productos. Carne de caza, pan, queso, dulces tradicionales, artesanía, etc, en uno de estos puestos observé que el señor que lo regentaba era muy dicharachero y parlanchín y trataba a la gente que compraba o simplemente miraba de una manera muy cálida y afectuosa. Desenfundé y conseguí atraparlo en este gesto que refleja muy bien el trato que dispensaba a sus clientes y que al mismo tiempo creo que sirve para expresar el carácter del pueblo vasco, como dije antes, sencillo llano y sobre todo cercano.

No os dejéis llevar por tópicos, visitad el país vasco y descubriréis un sitio al que tendréis ganas de volver.

Un saludo a todos:

Juan María Cabello.

PD:Mis fotos son copyleft, nada de copyright, es decir, puedes copiarlas y reproducirlas siempre que no las modifiques y hagas referencia a su autor.